Composición de los cosméticos

 COSMÉTICA CONVENCIONAL Y NATURAL

Todos los cosméticos, tanto los convencionales como los biológicos, están formados por tres categorías de ingredientes: el excipiente, formado por agua más aceite, que permite que la piel absorba los principios activos; los ingredientes activos, es decir, sustancias que proporcionan la eficacia del producto, y finalmente aditivos para emulsionar, estabilizar, dar color, conservar y perfumar. Hasta aquí, todo igual. Pero la diferencia se encuentra en los ingredientes que componen estas tres categorías.
En el caso de los cosméticos convencionales, el excipiente está formado por agua y aceites minerales derivados del petróleo, como la parafina y las siliconas, que lo que hacen es “pintar” la piel para que quede muy reluciente y fina, pero sin ningún beneficio nutricional y sin que pueda respirar; en definitiva, estos aceites lo que hacen es “ahogar” la piel. La cosmética biocertificada utiliza aceites vegetales o ceras que proporcionan ácidos grasos esenciales, nutrientes, en definitiva, que nutren la piel y que permiten absorber mejor los principios activos del cosmético.
Sobre los ingredientes activos, la cosmética convencional utiliza activos naturales y también moléculas sintéticas; materias primas de origen vegetal y, preferentemente, biológicas como aceites esenciales, aceites vegetales y aguas florales también llamadas hidrolatos.
Finalmente, el tercer componente son los aditivos para emulsionar, estabilizar, dar color, conservar y perfumar. Los cosméticos convencionales llevan conservantes y antioxidantes sintéticos como los parabenes, fenoxietanol, formaldehidos, emulsionantes etoxilados (PEG, PPG), colorantes de síntesis, perfumes de síntesis y agentes suavizantes sintéticos. En cambio, los ecológicos llevan un límite de aditivos que aparecen en una lista positiva de cada una de las certificadoras orgánicas y que son de origen natural.
Algunas empresas dentro de la cosmetica  ecológica utilizan  colorantes  minerales como óxido de hierro, hidróxido de hierro y óxido de titanio y mica; por el contrario, la cosmética convencional lleva colorantes como anilinas y azoicos, sustancias sintéticas que, como en el caso de la anilina, actúan en la sangre y los nervios y se sospecha que podrían producir cáncer.
Los aceites minerales, como la parafina, resultan muy económicos para el fabricante, pero impiden que la piel respire. La OMS demostró que los aceites minerales pueden acumularse en el organismo y comprometer la salud del hígado y de otros órganos. También están los aceites de siliconas (dimeticone, ciclometicone…), que son fáciles de aplicar pero que no son nada biodegradables.

1 comentario: